martes, 8 de abril de 2014

PROYECTO CONJUNTO: LENGUAJE VISUAL Y FOTOGRAFÍA ARTÍSTICA

Fragmentos



Cada parte de nuestro cuerpo tiene una finalidad funcional, todo se atiene a necesidades biológicas básicas. La evolución del cuerpo humano está sujeta a las capacidades necesarias para resguardar la seguridad personal, social y la conservación de la especie en el tiempo.

Pero existe una funcionalidad alternativa para cada parte del cuerpo humano, esa que emerge cuando la percepción es alterada, lo que llamamos sentimientos, otra corporalidad, más sensible y exacerbada. Eso que ocurre cuando el cuerpo de un individuo deja de ser suyo para hacer parte de algo más, cuando dos personas deciden combinar sentimientos, emociones y ese cúmulo de construcciones psicomotrices que surgen a partir de la experiencia: la corporeidad. En palabras francas, según Alicia Ester Grasso “es lo que caracteriza a cada persona, lo que nos identifica, es la base de nuestra personalidad”, y es en esa combinación donde la funcionalidad del cuerpo se expande y en ocasiones se transforma y catapulta. Cada parte de nosotros es potencialmente una herramienta para el desarrollo, la comunicación y el entendimiento extra-corporal.

A partir de la experiencia cotidiana, el desenvolvimiento del cuerpo en una relación sentimental suma  a la corporeidad factores que permiten que diferentes miembros del cuerpo tengan afinidades diferentes a su funcionalidad básica. Así, es como comienza a segmentarse y a sentir, incluso a necesitar estímulos particulares focalizados. No será lo mismo el roce de las manos, una caricia en el rostro o el simple contacto en un abrazo.


                                                                                      Foto: Susana Gutiérrez


Esta fragmentación, fijada ahora en la corporeidad, se alimenta constantemente del encuentro con el otro que hace parte de esa relación individual. Se codifica y especializa cada vez más, llegando a percibir estímulos tan diferentes y preciosos como en tantas partes estemos divididos.

Es desde esta conceptualización sobre el cuerpo, corporeidad y segmentación, finalización y funcionalidad de la relación, donde yo me detendré para avanzar hacia un momento en el futuro de este desarrollo, que puede convertirse en uno de los sentimientos más angustiantes para el ser humano: La soledad.

“¿Quién estaba de vuelta de sí mismo, de la soledad absoluta que representa no contar siquiera con la compañía propia, tener que meterse en el cine o en el prostíbulo o en la casa de los amigos o en una profesión absorbente o en el matrimonio para estar por lo menos solo-entre-los-demás?” este fragmento de la novela Rayuela de Julio Cortázar deja entrever que la soledad no es un asunto de mera compañía, se trata básicamente de dejar de sentir. 

La sensación o sentimiento de soledad no se genera entonces por no tener a nadie, sino por falta de estímulos que un día existieron y que dejaron de estar presentes. Estímulos constantes y persistentes a esa fragmentación corporal y por consiguiente, a esa sensación de unicidad.

La distancia pone entre dos individuos inmersos en una relación sentimental un peso emocional que recae necesariamente sobre la percepción. Y cuando alteramos ésta, la noción de realidad  y comodidad se ve afectada. La distancia trae consigo la inminente crudeza de la evolución a través de la corporeidad, y es que no podemos volver atrás. Una vez hemos aprendido y experimentado algo, la ruptura de esa cotidianidad traerá una sensación de vacío que con la prolongación de la ruptura se convertirá en sensación de soledad.

La fragmentación construida a partir de la experiencia sensorial, quedará como huella y siempre estará ávida de ser nuevamente rescatada a través del estimulo. Es por esto que un tema tan personal puede volverse universal al estar conscientes de que sin importar sexo, religión o cualquier diversidad de pensamiento, somos seres que piensan y sienten, seres que se relacionan y se necesitan, somos humanos.
  
Bibliografía

*Grasso, Alicia Ester. Construyendo identidad corporal. Editorial CEP, S.L., 2009.

*Cortázar, Julio. Rayuela. Editorial Alfaguara, 2013, Cap 23.

*La teoría de Sternberg sobre el amor. http://www.psicothema.com/pdf/1135.pdf




Para las fotografías, la composición con figuras geométricas enriquece la estética y el juego con espacios negativos refuerza en mensaje que se quiere dar puesto que aportan mucha fuerza visual.






                               Fotos: Juliana Pizarro


En cuanto a montaje, para una correcta disposición y entendimiento se decidió que lo círculos van en ascenso, tanto en tamaño como el partes del cuerpo (jerarquía)







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